Cómo incorporar el caldo de huesos en tu día sin complicarte
- dianacordoba0311
- 10 ago
- 3 Min. de lectura
¿Sabías que algo tan simple como un vaso de caldo de huesos puede transformar tu energía, tu digestión y hasta la salud de tu piel… sin que tengas que cambiar toda tu rutina?
Yo tampoco lo creía hasta que lo viví en carne propia.

Mi historia con el caldo de huesos
Hace algunos años, mi relación con la comida estaba marcada por la solución sin pensar en las consecuencias. Solo me interesaba llenarme y comer a las horas popularmente conocidas. Comía lo que encontraba, me sentía cansada todo el día, y mis digestiones eran lentas y pesadas. Sabía que algo tenía que cambiar, pero no quería complicarme con dietas extremas o recetas imposibles.
Fue entonces cuando el ayuno llegó a mi vida y con él, esta preparación ancestral que, honestamente, me parecía demasiado simple para ser tan poderosa: el caldo de huesos.
La primera vez que lo probé, no entendí cómo algo tan "básico" podía tener tanto impacto. Pero después de unos días de incorporarlo, noté la diferencia:
Me sentía con más energía estable durante el día.
Mi digestión mejoró y mi estómago se sentía más liviano.
Hasta mi piel empezó a verse mejor.
Ese fue el inicio de mi compromiso con un estilo de vida ancestral, en el que aprendí que la salud no está en hacer más cosas, sino en hacer las correctas… de forma constante.
¿Por qué el caldo de huesos es tan especial?
El caldo de huesos no es una moda, es un alimento que ha acompañado a la humanidad por siglos. En muchas culturas, era la base de sopas, guisos y remedios caseros. Y por algo lo llamaban “oro líquido”.
Lo que lo hace tan poderoso es su perfil nutricional:
Colágeno: esencial para articulaciones, piel y tejido conectivo.
Aminoácidos como la glicina y la prolina: reparan y fortalecen el intestino.
Minerales como calcio, magnesio y fósforo en una forma fácilmente absorbible.
Y aquí está el detalle: aunque hoy tenemos suplementos y cápsulas de todo tipo, la biodisponibilidad de los nutrientes en un caldo bien hecho es incomparable.
El mito del tiempo: cómo hacerlo encajar en tu vida
Una de las frases que más escucho es: "Me encantaría, pero no tengo tiempo".
Te entiendo. Por eso quiero compartirte formas reales y sin complicación de incorporarlo en tu día:
Versión exprés: Ten caldo de huesos ya listo en tu nevera o congelador. Solo calientas, sirves y listo.
Sustituto estratégico: Usa el caldo en lugar de agua para hacer cualquier tipo de preparación.
Una tacita en la mañana: Cambia tu café de la mañana (o tu segunda taza) por un vaso de caldo caliente con sal marina y un toque de cúrcuma.
"Snack" de media tarde: Si apenas estás cambiando tu alimentación y aún tienes antojos por cosas dulces o como digo yo: cosas que no son comida, un vasito de caldo es perfecto, porque te genera saciedad.
Pequeños ajustes, grandes resultados
Aquí no se trata de hacer un cambio radical de un día para otro, sino de crear un hábito sostenible. Al principio, puedes empezar con una taza al día. Después, cuando tu cuerpo se acostumbre, será natural buscarlo más veces.
Un tip clave: conecta tu toma de caldo con un momento específico del día. Puede ser al despertar, después del ejercicio, o antes de dormir. Así, tu cerebro lo incorpora como parte de la rutina.
Lo que nadie te dice del caldo de huesos
No todos los caldos son iguales: La calidad de los huesos y el proceso de cocción hacen la diferencia.
Sabor y olor: Si no te gusta el sabor fuerte, puedes añadir hierbas, limón o jengibre.
Consistencia: Un buen caldo, al enfriarse, se convierte en gelatina gracias a su colágeno natural.
Mi forma favorita de incorporarlo
En mi caso, amo tomarlo en ayunas, tibio y con un toque de sal. Generalmente, lo consumo en las mañanas después de entrenar. Y cuando tengo un día de muchas reuniones o viajes, lo llevo en un vaso que me conserve la temperatura caliente.
Un estilo de vida, no una moda
Lo bonito del caldo de huesos es que no es un truco rápido ni un producto milagro. Es un recordatorio de que lo que nos sana es simple, y que muchas veces está más cerca de lo que creemos.
Cuando lo integras en tu día a día, no solo mejoras tu nutrición:
Refuerzas tu sistema inmune.
Apoyas tu salud intestinal.
Alimentas tu piel y articulaciones.
Si quieres probar esta experiencia en tu vida, en Costumbres Ancestrales preparo caldo de huesos 100% natural, sin aditivos, listo para que solo lo calientes y lo disfrutes. Es la forma más fácil de empezar a nutrirte desde la raíz, con un alimento que te acompaña y te cuida.
Un abrazo,
Diana
Creadora Costumbres Ancestrales
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